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Origen y Características Principales  >  El Sistema de Valores de F&J Martín Abogados



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1. F&J Martín Abogados fundamenta su trabajo en los valores del humanismo. A nosotros no llegan casos, de mayor o menor complejidad técnica, sino personas que nos confían problemas en los que está involucrada una parte de su vida. Creemos, por eso, que nuestros clientes buscan no sólo nuestros conocimientos, sino también nuestro tiempo, que es una medida de relación específicamente humana. Cada cliente necesita su tiempo, y hay que aprender a dárselo. Acaso ese sentido del tiempo ajeno es lo que distinga a un abogado de un funcionario o de un ejecutivo. Y en él quiere el despacho encontrar un criterio de distinción.

2. F&J Martín Abogados es, pues, un despacho centrado en la persona, no en el caso. Un despacho de casos es el que reduce al cliente a suministrador de pruebas, una especie de documentalista, y la relación con él es fría, funcionarial. La persona se convierte en una abstracción y sólo cuenta el conflicto de intereses que plantea, tratado con asepsia de científico positivista.

Pero cada caso llega al despacho con toda la riqueza de su contenido humano, con toda la humanidad del cliente incluida en él: su inteligencia, su cultura, su psiquismo y emociones, no pocos pasajes de su biografía, y hasta una perspectiva moral. Ignorar esto es hacer del Derecho una ciencia desvitalizada e inhumana, y de la abogacía una función mecánica, que podría ser desempeñada por robots.

Para comprender al cliente y atender su solicitud con eficacia, el despacho hará el esfuerzo de ponerse en su lugar; ayudándole, al mismo tiempo, a ver el problema con ojos que el despacho le presta para alcanzar la solución más acertada, en el entendimiento de que los conflictos han de resolverse teniendo en cuenta puntos de vista diferentes. Esto exige no sólo entender al cliente, sino sentir al cliente, lo que da a nuestro trabajo una dimensión moral.

3. Es deber del despacho aplicar la prudencia en la defensa de los intereses del cliente. Esto es, valorar intelectualmente cuál es la mejor solución para él, moderando con la razón y el conocimiento las propuestas, a menudo cargadas de emotividad, que podrían ocasionarle perjuicios. No siempre es posible dar satisfacción a las demandas del cliente, tal como él las plantea, pero siempre podremos ayudarle a elegir, o elegir para él, el camino menos desacertado, y facilitarle la decisión que más le favorezca.

4. Todo lo anterior exige de los profesionales de F&J Martín Abogados una excelente formación jurídica, pero también psicológica y moral. Es en esta tarea educativa, siempre inacabada, donde nuestro despacho pone un empeño especial, coherente con los valores del humanismo que informan nuestro trabajo. El cliente manifiesta sus problemas con pasión. Es imprescindible un adecuado conocimiento de la psicología para hacerse cabalmente cargo de un caso. No hay intereses fríos en tensión, sino conflictos jurídicos y emocionales mezclados. La misma Sentencia es el resultado de una actividad humana, de una operación de la inteligencia y de la voluntad humanas, a la que no son ajenos los sentimientos.

5. Para el cliente no hay más caso que el suyo. Pero justicia no es necesariamente el interés o la conveniencia del cliente, aunque siempre lo sea reducir todo lo posible los inconvenientes de una acción desacertada. Naturalmente, la implicación ética del despacho y su preocupación por la dignidad humana suponen que aquellos asuntos que se opongan a estos principios no tengan cabida profesional en F&J Martín Abogados.

6. Porque trabajamos con personas, hemos de aprender a interpretarlas. Puesto que cada profesional aporta a la relación con el cliente no sólo sus saberes, sino su modo de pensar, de sentir al otro, de relacionarse con el mundo, en el despacho es imprescindible una formación continua, que comprende las diversas especialidades jurídicas y las ciencias que auxilian al Derecho: la Psicología, como ya se ha dicho, la Sociología, la Historia... Es menester que cada colaborador de F&J Martín Abogados aprenda, por experiencia directa, a observar los fenómenos jurídicos. Estar al día en la especialidad, pero también conocer bien la historia de la especialidad, y la historia de la cultura en que la especialidad se mueve. Para conocer mejor el ser del hombre. Cada caso es un modo de crecimiento intelectual y humano de los profesionales del despacho.

Con independencia de las soluciones adecuadas para cada problema, siempre hay un elemento de humanidad en el trato con el cliente, que está más allá de la técnica jurídica: ayudarle a convertir su angustia en esperanza, calmar sus temores, contribuir a que, en las situaciones menos favorables, entienda y acepte la realidad como criterio de inteligencia emocional. En esta línea forma F&J Martín Abogados a sus colaboradores.

Nuestro humanismo quiere decir: dar a cada persona su tiempo, tratarla con interés y cordialidad no fingidos, utilizando un lenguaje inteligible por los no especialistas, facilitar con prontitud las respuestas que se nos piden. No contribuir a exacerbar los ánimos, a enrarecer el clima emocional propio de cada conflicto, mantener nuestro trabajo en los límites del respeto, la dignidad y el buen gusto. Trabajar con buena fe, con el máximo de autenticidad posible y el mínimo de trucajes y disimulo, rechazando el engaño y la arteria.

No queremos ser "especialistas sin espíritu". Creemos que humanizar el despacho es contribuir a humanizar el Derecho. La Ciencia del Derecho no tiene el fin en si misma. Está al servicio del hombre en sociedad.

Trabajamos con la mirada puesta en dignificar la profesión de abogado, despojándola de los artificios y rigideces que llevan al público a desconfiar.

7. F&J Martín Abogados considera entre los valores del humanismo en que desea formar a sus colaboradores el respeto por la palabra, manifestado en la sintaxis y en la oratoria. La primera, porque, como aseguraba el profesor Prieto-Castro, "para un jurista, la perfección del castellano es una primera exigencia"; y la segunda, porque es arte mayor de la abogacía, desde Cicerón, y aún antes, y porque durante mucho tiempo ha sido la retórica una gran escuela de formación para el hombre en Europa. El Derecho está en el lenguaje, pensamos con las palabras. Y el Derecho, se ha dicho, "es una ciencia de palabras equívocas", lo que obliga al jurista a ser especialmente cuidadoso en el trato con el lenguaje. Si del Derecho hay que hacer un arte, habrá que dirigir su aplicación también por los caminos de la belleza. Que la justicia viene de suyo, para que sea Derecho.